Chapter 4, To Japan

Después de haber conocido a las bellas geichas en China, Maede M. Gusteau se destina a ir por uno de sus últimos ingredientes... ¿Cuál es? ¿Dónde será? Pues en Japón amigos, como lo ha dicho el gran título de esta entrada. Ahora, ¿Para qué irá tan lejos el muy idiota? Pues además de idiota, loco, ambicioso y perfeccionista; va por camarones japoneses. ¿Por qué? No sé, preguntenle.

Gusteau iba otra vez en su velero, "Angela", y se destinaba a Japón. ¿A dónde? Se los juro, ni yo sé.

-Me encantaría haberme traído a clarita...-Se escucha sólo un pedo, pero algo triste-Tan sólo si pudiera relajarme un poco. Creo que he adelgazado y la comida indú me dio malestares estomacales que terminaron siendo un estilo de diarrea intoxicante-.

-Woof!

-¿Qué, qué? No. No quiero ir con un pinche médico. Sólo sacan dinero mientras en verdad tapan mi mierda para que siga quemandome mis entrañas. A parte... ¿Cómo le haré para desahogar mis pedos?

(Aclaro, trató de decir: pedos de los gases tóxicos y apestosos, no de "sus pedos" de problemas.)

Después Rufus empezó a chillar. Gusteau no le daba importancia. Luego a hacerle fiestas-fiesta de ponerse juguetón o hacerles "shows"-Por último empezó a gruñir y casi le mordia un pie en cuanto:

-¡Ya, basta! Perro enfadoso, te voy a dar comida. Debí haberte dejado en China, ahí te harían comida china y muy buena. Tal vez hasta yo la habría disfrutado.

Rufus bajó sus largas orejas y sólo puso la cara de temor.

-Ya... anda, ven Rufus, te voy a dar... Comida.

Entraron juntos a la cabina del velero.

Unas 2 horas más tarde...

El cielo empezó a nublarse, venían desde el sur nubes negras con un viento fuertísimo. Los truenos se podían escuchar a lo lejos. Las olas pegaban un poco más fuerte a "Angela", se podían oír unos pequeños crujidos, pero no era gran cosa.

Gusteau empezó a abrir los ojos. Difusamente veía como se movía el cuarto y caían libros al piso; un jarrón cayó y quebró. Parecía oírse que Rufus ladraba y ladraba frenéticamente.

-Woof! Woof woof!-Rufus ladraba

-Dios mio! Qué es lo que esta...-Se dejaron escuchar truenos fuertísimos y la puerta de la cabina se abrió de pronto-¡UNA TORMENTA!

Y Maede Gusteau salió apresurado, pero su perro quiso seguirle.

-¡NO! Definitivamente tú te quedas adentro!-El perro sólo dejó unos grandes ojos llorozos y de gran miedo por Gusteau, su fiel amigo.

-Woof, woof!

-Si... ¡AY!-se balancéo el velero-¡Angela, resiste que voy en tu ayuda!

Las velas estaban moviendose agresivamente, la botavara se movia a todas direcciones y las crucetas casi se salían del barco.

-Espero que "Angela" dure hasta tierra-pensó Gusteau-¡Resiste "Angelita"!-Gritó Gusteau.

Los crujidos del velero eran desastrosos. Con esfuesrzos, Guseau trató de controlar la botavara, siempre a direccion de estribor y luego a babor, y tambien usando las obenques; esos movimientos son para ir siempre a la contraria del gran oleaje que trata de voltear el velero. Vio como salió volando una caja que tenía llena de peras.

-¡Oh no, maldita sea!-Vio al cielo todo oscuro, relampaguean y las grandes cantidades de gotas de lluvia cegaban su vista con el tiempo. Era una gran borrasca-¡Por qué me haces esto! Y NO, NO ME DEJARÉ!

Una gran ola venía sobre el velero. Ahí si que sólo pudo quedarse con los ojos muy abiertos y la boca por igual.

-¡No, no no nooo!-Y esa gran ola pega contra "Angela", la cual se balance hasta casi voltearse y Gusteau se resvaló pero quedó sostenido por el babor- ¡Resiste maldita sea "Angela"!

Y el barco se balanceo un poco más.

-No seas p!%a! NOOO!

Y viene otra gran ola al otro lado y nivela a su estado normal al velero. Gusteau por unos momentos se sintió aliviado.

Pudo ver como su perro ladraba por dentro de la cabina.

-Ay Rufus... Cómo quisiera que esto ya acabara.