martes, 19 de febrero de 2008

Capítulo 4, segunda parte.


¿Qué le pasaría al pobre de Gusteau? Pues verémos: -Murió? No. -Se ahogo? Que no se murió. -Sobrevivió? YeSssSSSss.

En una mañana soleada, todavía quedaban pocas nubes en el cielo...

Estaba Gusteau sentado arriba de una caja que estaba amarrada al piso de madera del velero. Tenía su codo recargado en su muslo y su mano tapando su boca. Parecía la estatua de "El Pensador". Tenía su pantalón hecho jiras-osea por unas parte agujerado o trozado o cortado, casi deshecho- y una manga casi completa y la otra no tenía nada de manga. Su pelo despeinado y su era como la de un loco desesperado.

-Pero qué he hecho...-Le salían unas pocas lagrimas a Gusteau, pero seguía con la facción en la cara- Si no me hubiera quedado dormido, tal vez, "Angela no hubiera sufrido y... ese barril de peras seguiría conmigo. Dijeron au revoir, pero yo les digo bon voyage... Este viaje ha sido casi un desastre... Creo que el babor no durará mucho-Y se tira un pedo. No, dos. Tres y empieza a lloriquear.

Rufus al ver a su amo, va en su ayuda y empieza a lamer las lagrimas que se escurrían en sus brazos.


-Maldita sea! todo se junta y esto ya me esta cansando!

Al parecer la tormenta y las peras no eran todo, Gusteau ya estaba cansado del viaje y... tal vez extrañaba a su hogar.

-Ay! Rufus... ¡Con una maldita sea!-y pega un buen golpe al piso.

Un tiempo más tarde...

-Rufus! Creo que ya llegamos! ¡TIERRA A LA VISTA!-y se podía divisar el gran puerto, grandes edificios y algunos barcos veleros, yates y demás.

El viento era mucho más tranquilo, pero hacía algo de frío y Gusteau se dio cuenta que una ventana del velero se quebró y se salió casi toda su ropa volando; sólo ropa interior le quedó.

-Woof

Rufus levantó sus patas para sostenerse en el borde el barco, viendo al puerto.

-Sabes Rufus... Es cierto, hace mucho frío, creo que me pondré lo que se pueda para eso...

Gusteau entra a la cabina y Rufus tras de él.

Unos minutos más tarde...

Sale Maede M. Gustea; con un calzón sobre su cabeza, otro calzón sobre su despedazado pantalón-por cierto, al estilo superman o cualquier heroe exhibicionista de ropa interior- 3 pares de calcetines, cada uno en cada mano y hasta les hizo agujeros para poder sacar sus dedos, y por último se puso otro par de calcetines en los pies. ¡Ah! por cierto, también tenía una bota y un zapato, ya que una bota se le desafanó del pie en aquella gran borrasca que sufrió.

-Creo que ya estamos listos para arrivar a este... Puerto que desconosco. Eso sí, súpongo que es Japón donde vamos a llegar.

Se ve el puerto otra vez y en partes extremas: el horizonte. Un cielo azúl y casi despejado. Un pedo suena.

Unos momentos más tarde...

-Hola! kaichichi wawi!-Gusteau dice tratando de hablar en Japonés.

La gente del puerto se le quedaban viendo, unas geishas pasaron por ahí, lo vieron y se escuchaban sus risitas.

-konnichi wa!-dicen en coro las Geishas.

Se veía muy chistoso la forma que ahora tenía Gusteau; parecía un viejo loco lobo del mar llegado de quién sabe dónde.

-Bueno. Creo que mi seriedad ha acabado desde que salí de china, ¿No crees?-Gusteau se le queda viendo a Rufus con una sonrisa y Rufus sólo lo vé y saca la lengua como lo hace cualquier perro para refrescarse.

Ve un letrero donde dice donde esta, esta en japonés e inglés: ¡Hola, bienvenidos al puerto de la ciudad de Yokohama!

-Oh... Yokohama... Debí de haber estudiado más geografía. Creo.

-Woof!

-¿Qué siempre tienes que venir con tu "Woof"?-Pensó Gusteau.

Después de una perdida por Japón, Gusteau logra llegar al centro de Yokohama.

Llega con el primer vendedor de mariscos.

-Habla español?

-NEGA!

-Eh...-Gusteau por supuesto no entendió nada y mejor se alejó.

-Wait! Wait me amigo!

-¿Qué?-Gusteau se sorprende y voltea a su espalda.

-Amigo! ¿Esta cabrón aquí, verdad? Todo esta en chino!

Era el Charro otra vez.

-Eh...

-¿Qué pasa?

-Es que no estamos en china. Estamos en Japón.

-¡Ah! jijolé! ¿A poco? Yo que creía que seguía con unas chinitas muy lindas...

-¿Qué estas haciendo en estos lugares?

-Eh... ¿Y usted amigo? ¿Por qué tiene los calzones al reves?

-¿Cómo?

-Pues es que... Nada. ¿Qué se le ofrece en estos momentos my friend?

-Vengo por unos cabrones camarones. Eso es todo.

-Pues... ¡Esta de suerte compadre! Yo tengo unos aquí traídos desde acapulco. ¿Y adivine qué? Son deshidratados!

-Pero quiero unos japoneses...

-Oh hombre! usté agarrelos, se los regalo, si quiere tome estos también-agarra unos camarones de un puesto ajeno-pero vayale que corre porque creo que nos vieron!

Y los dos salieron corriendo, cada uno por su lado. Sólo se escuchaban los gritos de los japoneses molestos. Tal vez alguna que otra ofensa...

-Este cabrón sale en donde sea...-Pensó Gusteau. Rufus siempre estuvo a su lado y los dos corrieron juntos hacia el barco para luego ir hacia su última parada.

¿Cuál será? ¿Quiéren saberlo? PUES HAY QUE AGUANTARSE. Pues hay que esperar que Horacio P. Soto escriba el Quinto capítulo-y no es el último capítulo, eh.


4 comentarios:

Diego Abril dijo...

WEY! EL BATO DE ARRIBA ESTA LOCO!!!

Ariz dijo...

hey que tal we...
bien digo yo, que el ocio mueve al mundo, de verdad me gusto ...y esta bien creativo..y sake un curon...
espero que esto no se acabe junto con
ntic...pero los promocionare en mi blog tmb ;)..metere un link para ustedes...
sale we

Diego Abril dijo...

OH LA LÁ! Pues creo que este esta es mi última entrada bato. Creo que Horacio terminará el cuento... jejeje

IDAM dijo...

hahahahaha
sii
porfin le hayo una coherencia divertida a esto x)
PD:
rufus es la mera mataaaa
lo amoooooooo!!!!!!!
>.<