Primer capitulo, segunda parte.

Gusteau estaba en una mesa rústica, en su pequeña cabaña la cual no estaba muy lejos del puerto de

El Pireo; un puerto de Grecia.

Comía su típico platillo,—un platillo sencillísimo, a comparación de otros—el cual estaba constituido en un queso con especias, pan de linaza y vino tinto. Sólo una lámpara alumbraba la cocina.

Él tenía dos grandes mansiones en Europa, pero este lugar, sólo este, le hacía recordar a su pobre infancia. Siempre deseo ser un pescador, por su padre y familia, pero después quizo ser un chef, luego un cazador, luego y luego... Muchas cosas, quería todo. Un joven muy ambicioso, pero noble y con buen humor.

Se tiró un pedo... No, dos.

Después de terminar el queso, y apenas le quedaban unos sorbos para acabarse el vino; “rufus”, su perro, llegó un poco cansado y sucio. Gusteau se estaba quitando con un picadientes unos pedazos de pan que se quedaron estancados en sus dientes.

-Oh! Mi querido “Rufus”; wevón, pero muy cabrón, ¿Qué me traes de nuevo?

El perro tira con su boca un pedazo de algún roedor.

-Hmm.. ¿Con que asesinaste otra ardilla? ¡Oh mi querido cabrón canuno!

Unos minutos mas tarde...

Seguía en su mesa rústica, pero ahora pensando profundamente. Después se dibujó una sonrisa en sus labios algo delgados.

-Ya sé!—se levanta de improviso tumbando la silla en que estaba sentado y caen algunos trastes—si, ¡les voy a dejar con la boca abierta a esos patanes!—sólo se escucha el un chorro de orín caer sobre la bota de Gusteau—RUFUS!

(Esta parte fue hecha por Diego Alberto Moreno Abril)